jueves, 29 de diciembre de 2011

Capítulo 17(Especial Carlos)[1ª parte]

Para empezar, ya sé que es un capítulo algo cortito pero es que si no, no os dejaba con la intriga, hahaha. 
Como estamos en navidad hoy tenía pensado subir un capítulo, pero como habéis esperado bastante ( ya que no he podido escribir hasta ahora) pues os he subido otro capítulo como recompensa :)
Espero que os guste, porque yo realmente tenía muchas ganas de subirlo, porque quería que descubrieseis un poco más de este personaje, ya que con lo poco que se relaciona pues nadie dice nada. Pues eso que como estamos en navidad espero que descubráis más cosas de una forma externa de la historia.
¡Un besazo a todos!

Carlos

Las calles en esta época del año están vacías, el aire está en mi contra, el cielo está gris, parece que tarde o temprano iba a empezar a llover. Ojala yo fuera como una tormenta y pudiese explotar en cualquier momento, necesito hacerlo…
La observo por detrás, ella no me ve, pero yo la sigo, cuando llega a su casa abre su madre y entra. La envidio. Odio a todo el mundo, odio oír sus risas, sus caras de felicidad, les odio, a cada uno de ellos.
Camino por las calles desiertas, no hay nadie ¡mejor!, no quiero estar con nadie, que nadie interrumpa mi paz. Me siento en el banco más cercano que encuentro.
Saco de un bolsillo una caja, la observo detenidamente y me vienen a la cabeza un montón de imágenes, sobre todo malas.
Todavía recuerdo el día que me dieron mi primera caja de papel de liar.
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Estaba en la salida del colegio, tendría aproximadamente 13 años. Iba con Lucas: mi mejor amigo. Unos chicos tres años más mayores que nosotros que nos esperaban a la salida del colegio, nos dirigieron hacia un callejón, yo no quería ir pero no podía dejar a Lucas solo, era mi amigo. Uno de ellos, el más mayor nos preguntó:
-          ¿Fumáis?- nosotros dos negamos con la cabeza- probarlo, no os va a pasar nada, sólo es papel, como ese que malgastáis en ese estúpido colegio pero ahora lo disfrutareis.

Yo iba a volver a negarme cuando vi que Lucas me había dejado tirado; yo que le he acompañado para que no le pasara nada y va ahora y es él el que no me ayuda. No sabía cómo salir de aquella situación. Los cuatro chicos se me acercaron y formaron una especie de cuadrado. No sabía qué hacer. El cuadrado que nos separaba cada vez se hacía más pequeño. Uno me propinó un buen golpe en la cara, otro sin preaviso me empujó contra el suelo. Intenté hacerme un ovillo, me sentía muy pequeño, quería desaparecer de ahí y volver a ser feliz, pero ellos no paraban de darme patadas. La cara me empezaba a sangrar y en un instante perdí el conocimiento.

Cuando me desperté me encontraba en el hospital, no sé cómo llegué pero ahí estaba, en una camilla. Todo el cuerpo me dolía y no me acordaba de lo que había pasado.
Una voz hizo que despertara de mi estado de shock.
-          ¿Estás mejor?- preguntó una fina voz.
Me giré y vi a una chica rubia de ojos azules apoyada en el marco de la puerta.
-          Eh… sí, supongo-dije-¿qué hago aquí?
-          En cuanto te vi en ese callejón, con esos chicos pegándote llamé a la policía. Perdiste el conocimiento y se fueron, creo que fueron a buscar a otro chico que no se desmayase como tú- rió, yo también lo hice, tenía una sonrisa muy bonita, sincera-y la ambulancia no tardo en llegar-siguió.
-          ¿Tan mal estoy?
-          Si estar bien es que te tengan que dar unos cuantos puntos en el ojo, dos costillas rotas y todo el cuerpo amoratado, sí, creo que estás bien.
-          Bueno, tampoco es tanto.
-          ¿Te parece poco?
-          No, pero podía haber sido peor.
-          Ya…

En ese momento entraron mis padres, estaban algo acalorados, por lo que deduje que se habían dado mucha prisa por llegar.
-          Hijo, ¿qué tal estás? Hemos venido lo antes posible.
-          Bien  mamá, no hacía falta, estoy bien.
-          El doctor no dice lo mismo.
-          ¿Y Andrea?
-          Estará al llegar, acabamos de llamarla-dijo mi madre.

Estuvieron bastante rato interrogándome por lo que había pasado esa tarde, pero yo tampoco tenía muchas ideas claras. Mis ojos buscaban a esa chica que me había “rescatado”, pero no estaba, se había ido. De improviso sonó el móvil de mi padre.
-          ¿Diga?- dijo con un tono muy formal

Alguien al otro lado de la línea contestó, la cara de mi padre palidecía a medida de que el interlocutor hablaba. Mi madre le preguntó quién era, pero mi padre no respondía, se había quedado paralizado. El móvil se le resbaló de las manos y antes de que cayera al suelo mi madre lo cogió. Se llevó el móvil en la mano y se calló para poder escuchar lo que le decían. Su cara de confusión pronto cambió a la de horror.
-          ¡Qué!- gritaba histérica, ya ni siquiera hacía caso a la persona del móvil- ¡No puede ser! ¡Se habrán equivocado! ¡Es imposible!

Mi madre por fin colgó el móvil, mi padre seguía sin reaccionar.

-          ¿Qué pasa mamá? ¿Qué  es lo que ha pasado? ¿Por qué gritabas al señor del teléfono?- no había respuesta- ¿Alguien me puede responder de una vez que es lo que está pasando?

Mi madre se salió de la sala y pude ver que empezaba a llorar. Mi padre al final, despertó de su estado de su estado paralizado y dijo:
- Andrea...

CONTINUARÁ…



Capítulo 16

Sé que este capítulo es muy corto y es un poco mierdecilla, pero bueno espero que os guste.

Me levanté de la cama, como todos los días, me dirigí a mi puerta y miré el calendario, ya había pasado un mes desde que nos mudamos de casa y sólo quedaban tres semanas para mi cumpleaños. Todavía no sabía qué iba a hacer o cómo celebrarlo. Más bien ni siquiera lo había pensado.
Me vestí, bajé a la cocina y saludé a mi hermana. Salí por la puerta y subí al autobús.
En la tercera parada subió Lucas. Yo no me di cuenta, ya que casi me había quedado dormida hasta que noté como unas delicadas manos me taparon los ojos.
-          ¡Lucas!- grité- ¿Te importaría dejarme ver?
-          Sí -dijo mientras retiraba las manos de mi cara.
-          Últimamente has estado desaparecido-comenté.
-          Lo sé, es que tenía asuntos pendientes.
-          ¡Oh! Discúlpeme señor ocupado, ¿me puede contar que se trae entre manos o es demasiado confidencial?-bromeé.
-          Mmm...-dijo haciéndose el interesante- se lo diría pero es un poco pequeña para conocer la verdad-dijo siguiéndome la broma.
-          ¿Pequeña? ¡Pero si voy a tu mismo curso!
-          Pero, como mis fuentes me han informado todavía no has cumplido los 17.
-          Déjeme informarle de que dentro de tres semanas eso cambiará.
-          ¿Por? ¿Vas a viajar en el tiempo?
-          No cacho bobo, ¡es mi cumpleaños!
-          ¿En serio?
-          ¿Es una pregunta retórica?
-          Haha, que humor tiene hoy la niña eh.
-          Buenísimo ¿no?

Hizo el ademán de darme un codazo con el hombro, pero fui más hábil, me libré de sus brazos y tuve la suerte de que en ese instante las puertas del autobús se abrieron.
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En otro lugar a la hora de comer…
Otro odioso y asqueroso día.
Lo único bueno de hoy es que es viernes ¡Por fin! ¡Pensé que nunca llegaría!
Una voz a mi espalda grita mi nombre, me giro:
-          ¡Lorena!-dice Laura, ¿quieres venirte conmigo al centro comercial?
La verdad es que no me apetece llegar a casa ahora. Con lo que respondo:
- Vale, espera a que se lo pregunte a mi madre
Cojo el móvil y marco el número su número:
-          Mamá, como es viernes... ¿puedo ir a comer al centro comercial con Laura?
-          Claro hija, pero llega a casa pronto, ¿vale?
-          Vale mamá, gracias, adiós.

Cuelgo y me voy con Laura.
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Recojo mis cosas de la taquilla y me dirijo hacia la puerta principal de mi colegio. Cuando estoy llegando a la verja, veo como Carlos desaparece. No entiendo a ese chico…
Un grito me saca de mis reflexiones y mi mirada se encuentra con los causantes del grito. Son Ana y Juan, que parece que están discutiendo:
-          ¡Eres un gilipollas!-grita Ana- ¡Liarte con Lucía mientras estabas saliendo conmigo! ¡Sin vergüenza! ¡Eso es lo que eres! ¡Un sin vergüenza!
-          Ana por favor, no exageres, sólo fue un beso.
-          ¿Sólo un beso? ¡Piérdete!
-          Déjame por lo menos explicarme.
-          ¿Explicar? ¡Lo que me tienes que explicar es qué hago contigo! ¡Tienes 20 años joder, lo tenía que haber visto venir! ¡Tú sólo buscas la primera que tenga un buen par de tetas! ¡Pues lo siento, pero yo no soy así!
-          ¡Tú eres una estrecha!
-          ¡A mucha honra!- dijo Ana propinándole un guantazo en la cara-¡Déjame en paz!
-          ¡Tú no me hablas así!- la coge de la cintura.
-          ¡Suéltame! -grita, pero él ya le ha tapado la boca. Ella le da un pisotón en el pie, y se suelta de sus brazos, sale corriendo y le deja ahí.
Yo mientras tanto soy testigo de esta discusión y no he podido hacer nada, paso delante de Juan y él me grita:
-          ¡Guapa! ¿Haces algo esta noche?
-          ¡Que te den gilipollas!- le grité y salí corriendo en busca de Ana.

La encontré hecha un bolita y llorando, tenía los ojos negros a causa del rimel. Me intenté acercar para consolarla un poco, pero me rehuyó.
-          ¡Hala! ¡Grita a todo el mundo que estoy aquí llorando porque mi novio se ha liado con mi supuesta amiga!
-          Yo no haría eso…
-          ¡Jo que no! ¡Todo el mundo es igual!
-          ¡Que no! ¡Joder créeme!
-          ¿De verdad?- preguntó con una voz apenas audible.
-          Sí, ¿quieres venirte a mi casa y te tranquilizas?
-          Vale, muchas gracias.

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Dimos una vuelta por el centro comercial, nos lo estábamos pasando realmente bien. Laura me cae genial. No es la típica falsa sino que tiene una gran personalidad, a veces la envidio, es verdaderamente buena persona.
Fuimos al Berska a ver qué había, compramos tres camisetas básicas, un rosa, otra blanca y la última gris y un pantalón vaquero corto. A la salida vimos a unos chicos que acaban de salir del Springfield. Todos eran muy monos, y mientras Laura y yo los mirábamos de arriba abajo, mis ojos se cruzaron con unos marrones.

CONTINUARÁ…

miércoles, 21 de diciembre de 2011

GRACIAS!

Te conozco desde hace poco, sin embargo me siento a gusto cuando hablo contigo. Parece como si nos conociéramos de toda la vida. Yo ya te he contado más cosas de mi vida que a otras personas. Porque me entiendes a las perfección aunque estemos a millones de kilómetros. No me dices que me rayo la cabeza y sabes escuchar más de lo que yo pensaba. Me desahogo contigo y creo que tú haces lo mismo. Piensas igual que yo(o eso creo xd).Me alegro de haberte conocido. Y espero que cada vez haya más confianza entre nosotras:)
Un besazo^^
Ahh se me olvidaba... gracias Ariadna!

domingo, 11 de diciembre de 2011

Capítulo 15


¡No me lo podía creer! ¡Otra vez ella! ¿Pero a qué juega, ahora sí ahora no?
Ya os podéis imaginar quién es ¿no?
Sí, efectivamente es Carolina.
Pero mi cerebro todavía no podía creerse lo que estaban observando mis ojos, no podía ser que ella me hubiera fallado otra vez, más bien no me lo quería creer. Como una tonta imaginé que realmente podía tener una amiga de verdad…, tonta de mí. Si a mí sólo me utilizan…
Mi cuerpo experimentó una extraña sensación de impotencia, de no poder desahogarme con nadie, de no poder llorar en el hombro de alguien. De no saber que hacer, que hizo que sin quererlo una pequeña y redonda lágrima resbalase por mi cara. Automáticamente me la sequé con el jersey, pero en esa mano llevaba los libros, éstos cayeron de mis manos produciendo un estrepitoso ruido que calló las conversaciones y las risas.
No salí corriendo como solía hacer, me limité a recoger todos los libros que se me habían caído.
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En otro lugar…
- Eh Ángel, mira que pivón a la derecha.
- Sí, tío mira.
Miré y vi a una chica de pelo castaño, con unos increíbles ojos azules cruzar el paso de cebra. No era tan alucinante como mis amigos decían, pero esa chica tenía algo, algo que me encantó.
-          Mirar, Ángel se ha enamorado… lalalala
-          Chicos parar ya, sólo es una piba…
-          Joe, que poco te enrollas- dijo Ismael.
-          Es que es muy pequeño todavía…- se burló Juan.
-          Tampoco os paséis que tengo 15 años, simplemente no me gusta.
-          Huy que mayor, y a ver, entonces, ¿cómo te gustan?
-          No lo sé, ya lo sabré- suspiré; lo dije tan bajo que ninguno de los dos los oyó. “Algún día- me dije- algún día encontraré a alguien que merezca la pena…”
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Al mismo tiempo:
“Qué monada de chicos” pensé ¡Ojala encontrase yo a uno!-suspiré.
De repente alguien me saludó, no tenía muchas ganas de hablar por lo que hice que no escuché nada, pero la persona de atrás insistía tanto que al final tuve que girarme para ver quién era.
Se llamaba Sofía, era una chica normal de ojos y pelo castaño, pero yo no la aguantaba, no es que fuese una pesada pero es que la veía muy falsa y eso es una de las cosas que más odio de las personas, (quizás en eso pienso igual que mi hermana).
-          Lorena- saludó- ¿te vas a casa?
-          Sofía, sí, ¿tú también?-("por favor di que no" pensaba)
-          No-suspiré- es que tengo que ir al supermercado a comprar unas cosas, ¿me acompañas?
-          Emm-“piensa algo Lore”- es que mi madre me está esperando y si llego tarde me echará la bronca…
-          Bueno, vale, xaito.
-          Adiós.

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Sonó la campana y salimos todos de clase. Yo caminaba despacio hasta que un brazo se posó en mi hombro
-          Hey Clau-dijo Dani.
-          Hola-saludé
-          ¿Te vas ya a casa?
-          Sí, es que tengo muchas cosas que hacer.
-          ¿Quieres que te acompañe?
-          No hace falta, muchas gracias, me vendrá bien caminar sola.
-          Como quieras -y se fue.

Llegué a casa pronto. Mi hermana ya había llegado. Llamé a la puerta de su habitación y entré.
-          ¿Qué tal el día pregunté?
-          Podría haber sido mejor…-resopló.
-          ¿Y eso?
-          ¿Te puedo hacer una pregunta?- cada vez mi hermana me intrigaba más.
-          Ya me la has hecho -reí- claro pregunta lo que quieras.
-          ¿Cómo se sabe que estás enamorada?
-          Puff, y me lo preguntas a mí… No sé como explicarlo, yo nunca lo he estado, pero la gente dice que simplemente lo sabes, que le hechas de menos cuando no estás a su lado, te sientes triste si él no está y luego todo el rollo de las mariposas en el estómago…
-          Clau, ¿crees en el amor a primera vista?
-          No mucho la verdad, es que yo pienso que eso no es amor sino atracción.
-          Amm- dijo algo apenada. Juraría que mi hermana se está empezando a meter en un terreno un tanto complicado al que llaman “amor”.
-          Me voy a mi habitación-afirmé- si tienes mas preguntas o necesitas algo ya sabes donde estoy.
-          Vale, gracias hermanita.
-          De nada.

Fui a mi cuarto y encendí el ordenador, me metí en el tuenti y vi que tenía una petición de amistad de Ángel, juraría que ya lo había agregado, pero no estaba segura. Como no había nada más y me aburría un poco, cerré el ordenador y me puse a leer “Canciones para Paula”.
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En otra habitación…
Claudia me había aceptado, como no tenía otra cosa que hacer me quedé cotilleando un poco su perfil. Iba pasando las fotos sin ton ni son, iba a apagar el ordenador cuando una imagen me impidió hacerlo.
Es ella -susurré. Era una foto de Claudia con otra chica, las dos se parecían mucho, aunque la otra era más pequeña que Claudia y sus ojos eras más claros. Me quedé observando esa foto ensimismado. Quizás la gente opinase que todavía era muy pronto para pensar que me estaba enamorando de esa niña. Pero para mí no era una idea tan absurda, nunca había creído en el amor y mucho menos a primera vista, pero ahora no estaba del todo seguro. Un pequeño escalofrío recorrió todo mi cuerpo.
Quería conocerla, quería hablar con ella para comprobar si era tan estupenda como yo imaginaba.
Cliqué en su cara para ver como era su tuenti, pero lo tenía bloqueado-¡Mierda!-maldije en voz apenas baja.
Cerré el ordenador y me acosté en la cama, tenía verdadero sueño, así que una siestecita no me vendría mal.
Me quedé dormido, y entre sueños susurré un nombre: LORENA.

CONTINUARÁ…

lunes, 28 de noviembre de 2011

Cerrado por exámenes

No os asustéis pero esta semana, no podré escribir más capítulos porque tengo una semana llena de exámenes :S
Pero tranquilos en el puente subiré un capítulo nuevo :)

domingo, 20 de noviembre de 2011

Capítulo 14

En este capítulo habla otra persona que no es Claudia, ocurre en la parte que está entre líneas. :D

 Subimos las escaleras hasta llegar a su habitación, me indicó que podía sentarme encima de la cama y me acomodé. Cerró la puerta y me dijo:
-          ¿De qué quieres hablar?
-          Pues haber… esto Lucas… se sincero conmigo, ¿qué pasó con Carlos?
-          ¡Eso no es de tu incumbencia!- gritó.
-          Sí que lo es, lo he visto hoy apenado, he intentado hablar con él y me ha dicho que tú tenías algo que ver.
-          En eso te equivocas, yo no tengo nada que ver, sé algo de lo que pasó pero no lo sé todo.
-          Bueno Lucas, yo sólo te pido que confíes en mí, por favor, no puedo ver a la gente así.
-          Mira Claudia, yo no tengo la culpa que ahora mismo él sea un marginado social, yo era muy buen amigo suyo, y empezó a cambiar, perdimos contacto, y no nos hemos vuelto a hablar.
-          ¿Él es el de la foto de  abajo que está contigo?
-          Sí -respondió escuetamente.
-          Lucas por favor, cuéntamelo-rogué.
-          No -dijo rotundamente.

Me cansé del jueguecito y le grité:
-          Mira Lucas, pensaba que eras diferente, pero ya veo que no -me levanté de la cama, abrí la puerta y la cerré dando un portazo, que hizo que Lucas se quedara atónito, bajé las escaleras y sin ni siquiera despedirme de su abuelo, salí a la calle.

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Me quedé de piedra viendo su reacción, pero no podía hacer nada, no estaba seguro de poder contárselo por el momento, primero necesitaba que ella me demostrara su amistad, antes de poder decirle lo que tengo que contarle.


Estaba furiosa, quería gritar, quería saber lo que pasaba a mi alrededor, ¿por qué nunca soy importante para nadie? ¿Por qué nadie me toma enserio? ¿Soy el último eslabón de la cadena? Me sentía imponente. Hoy necesitaba hablar con alguien, ya de por sí mi día no es que fuese una maravilla, después de lo que pasó con Lucas me sentía aún peor.

Llamé a la puerta y me abrió mi hermana:
- Claudia, ¿cómo es que has venido tan tarde?
- Nada Lore, cosas sin importancia…
- ¿Y tú mochila? -¡mierda me la he dejado en casa de Lucas!, espero que se acuerde mañana de mí y me la de en clase.
- Nada se me ha olvidado en casa de una amiga- mentí.
- ¿Natalie? Me la tienes que presentar un día.
- Vale -dije dando por finalizada la conversación.

La tarde fue aburrida, no podía hacer nada puesto que mis deberes los tenía Lucas, así que me puse a leer.

A la mañana siguiente me desperté cansada, me pesaba todo el cuerpo, desayuné y sin ni siquiera despedirme de mis padres salí por la puerta.
Llegué al colegio en bus, como todos los días, hoy Lucas no había subido.

Fui hacia la clase dónde se supone que lo encontraría y como suponía: lo encontré.
- Lucas- saludé- ayer me olvidé mi mochila en tu casa…
- Sí tranquila Claudia, aquí está.
- Muchas gracias- respondí y me dirigí hacía mi clase.

Debe ser que Lucía escuchó nuestra conversación, porque antes de que entrara por la puerta, me paró y me dijo:
- ¡Tú mosquita muerta! No vayas quitándole el novio a todo el mundo, ¿entendido?
- Yo no le he quitado el novio a nadie, y es más si estuviéramos saliendo no pasaría nada, porque te recuerdo que fuiste tú la que le dejó.
- ¡A mí nadie me habla así entendido!
- ¡Tú no eres quién para decirme como debo hablar Lucía!

Su rabia la consumió, agarró mi mochila y tiró todo lo que había dentro al suelo.
-          Para que sepas quién manda aquí niñata- añadió riéndose.

Recogí mis cosas del suelo, y cuando fui a coger un cuaderno una mano lo agarró antes, alcé mi mirada y vi que un chico con el pelo negro me sonreía.
- Déjala en paz, no vale la pena que discutas con ella.
- Gracias Ángel.
- Nada, e-estoo…siento lo que pasó hace una semana, lo de reírme de ti y todo eso, lo siento de verdad, era por mis amigos, es que nunca he encajado en ningún sitio y creía haber encontrado a gente que me apreciaba tal y como soy, pero no fui yo mismo ese día.
- No pasa nada, está todo solucionado y gracias por disculparte.

Se fue hacia su pabellón, y yo entré en mi clase.
El profesor de historia todavía no había corregido los exámenes, pero yo en esa clase presté atención todo lo que pude, así que al terminar, el señor “Gulderst” me llamó:
-          Hoy has hecho un buen trabajo Claudia, espero que continúes así- dijo entregándome el cuaderno que me quitó hacía dos días.
-          Gracias.

Ese recreo lo pasé en la biblioteca, tenía muchos trabajos que entregar esa semana. Adelanté unos cuantos, pero no pude terminarlos.
Salí de la biblioteca y me dirigí hacia la clase de ampliación de física.
Cuando iba a entrar me choqué con Dani:
-          Hola Claudia -saludó.
-          Hola Dani, ¿entras?
-          Las damas primero- dijo con ironía.
-          Oh, muchas gracias caballero-respondí.

Los dos empezamos a reírnos, nos sentamos y comenzó la clase. Mientras todo el mundo atendía nosotros hablábamos bajito, preguntándonos más cosas como nuestros grupos favoritos, a los colegios que habíamos ido, riéndonos de algunas anécdotas de pequeños...
Pasé la clase realmente entretenida; cuando terminó, recogimos nuestras cosas y salimos del aula.
Caminábamos por los pasillos tranquilamente, hablando, pero mi atención no estaba en él sino en la gente que se encontraba alrededor. Unos cuchicheaban, otros reían, otros señalaban…
Íbamos en dirección a nuestras taquillas cuando vimos salir del baño a cuatro chicas.
Lucía, Ana, Jassie y otra a la que no pude ver bien al principio.
- Mirar quién va por ahí- dijo Lucía.

Las otras tres rieron, se acercaron a mí, entonces pude ver quién era la otra chica que las acompañaba…

CONTINUARÁ…

Capítulo 13

No me he muerto... pero últimamente no encontraba el tiempo suficiente para poder publicar y pasar todo lo que había escrito al ordenador, perdonad las molestias, he subido algunas fotos en plan como me imagino yo a los personajes,espero que os guste este capítulo:

- Tía, ¿pero qué dices?, ¿cómo va a estar él por una chica como tú?
¿Qué pasa conmigo?
A ver Claudia, simplemente no eres su tipo.
- Ahh, ¿qué tiene un tipo?
Sí, no sé chicas más populares y eso, y no tan sentimentales como tú.
- ¿Acaso me conoces?
- No mucho, pero por lo que he visto eres una persona que sufre mucho por las cosas, y eso a él no le va…
- ¿Te molesta que le guste?
- ¡Ya te estoy diciendo que no le gustas!¿Te lo digo más claro?

Sin darme tiempo a reaccionar, ella ya había salido del lavabo, me quedé reflexionando sobre la conversación anterior. ¿Por qué se molestó tanto Carol cuando le dije que no sabía si yo gustaba a Dani?...Espera… ¿no será que a ella le gusta él no? Pero si fuese así, ¿me lo habría dicho no? Dejé de comerme la cabeza con ese tipo de estupideces y salí del baño. La imagen que vi a continuación me dejó sin aliento, la sangre no me circulaba por el cuerpo, no era capaz ni de respirar. Carol estaba hablando con Dani, y viendo la reacción de este, no es que fuese de nada bueno. Él la miraba con cara de asombro como si no se terminase de creer lo que le estaba contando Carolina.
No sé si fue suerte o no, pero la campana empezó a sonar. Me dirigí hacia clase, antes de tomar acciones precipitadas necesitaba hablar con Carol, para solucionar nuestra pequeña discusión.
Pero eso no pasó ya que Carol ni me dirigió la palabra, es más no se sentó ni siquiera al lado mío. Me cansé del dichoso numerito así que no hice nada por intentar arreglarlo. Cogí el cuaderno de física y empecé a escribir:

“No entiendo este mundo, ¿por qué la gente se enfada contigo por una opinión? ¿Qué les has hecho tú, sólo decir lo que te pasa?
¿Por qué no puedo encontrar a una persona con la que pueda consolarme? Esto es verdaderamente injusto. Toda la gente parece feliz… y yo en cambio nunca lo he sido. Para mi la vida no es un sueño, tan sólo es una pesadilla que tienes que superarla cada día. No aguanto más a mis compañeros, no aguanto más a mis padres, no aguanto más a mi hermana, no aguanto a esas niñatas que se piensan que son las mejores en todo, no aguanto a tanto gilipollas suelto que vacila a la gente más débil, ¡no aguanto más!”

Cuando terminé de escribir, respiré hondo y me calmé, yo no podía cambiar a la gente, ni siquiera yo podía cambiar mi forma de ser.
La hora de física se me pasó rápida, yo simplemente volvía a estar en mi mundo.
Cuando sonó la campana fui corriendo a la clase de Historia puesto que tenía un examen de esa asignatura ahora. El profesor repartió las hojas de los exámenes y cada uno fue poniendo su respectivo nombre.
Lo leí una vez entero, para saber si todo lo que preguntaba me lo sabía. Estaba en lo cierto me lo había estudiado todo, con lo que empecé a escribir pero no sé si fueron los nervios o que estaba pensando en lo que ocurrió en el patio, que no me pude concentrar lo suficiente.
Terminó la hora y entregué mi examen, el profesor me miró con cara interrogante y yo le sonreí.

Pasaron las horas, y cada vez me sentía más sola. No encontré a Carolina por ninguna parte, parecía como si la tierra se la hubiese tragado.

Cuando fue la hora de irse a casa, preferí no coger el autobús, ya que quería tomar un poco el aire. Caminé por las calles en pleno otoño, viendo como las hojas de los árboles se caían, notando como el aire me rozaba la cara, sintiendo un ápice de frescor invadiendo mi cuerpo. Me encantaba esta estación, quizás porque el tiempo se parecía a mi personalidad, algo fría por fuera pero muy sentimental por dentro. Recordaba las carreras que hacía con mi hermana cuando éramos pequeñas, la felicidad de llegar a casa empapada porque había llovido y echarme en el sofá a ver una película… Echaba de menos mi antiguo pueblo, mis antiguas amigas, mi mejor amigo…
Sí la verdad es que mejor amiga nunca he tenido, aunque últimamente con la que más quedaba para salir era con Sandra; en cambio mejor amigo sí que tuve porque según mi opinión los chicos son mucho más fáciles de comprender y eso es lo que me gustaba de ellos.
Inconscientemente iba caminando por las calles vacías en esta época del año, cuando miré de frente y vi a un chico sentado en un banco, algo apenado. Mi primer impulso fue acercarme pero cuando vi quién era me lo pensé un poco más, era Carlos. Le veía triste, casi llorando, por lo que sin pensármelo dos veces fui hacía su encuentro.

Cuando me encontraba casi a su lado, el subió la mirada hacia mí, y entonces me reconoció, me fulminó con la mirada y se dispuso a irse hasta que yo le dije:
-          Carlos por favor no te vayas.
-          ¿Co-co-como sabes mi nombre?- tartamudeó.
-          Me lo dijo Lucas- en cuanto pronuncié su nombre observé que su mirada transmitía algo de anhelo, pero intentando que yo no lo notase respondió.
-          ¿Ese gilipollas todavía se acuerda de mí?- ¿cómo ha podido llamar gilipollas a Lucas? Vale, he de reconocer que se pasa un poco, pero no le veo mala persona.
-          ¡Cómo que gilipollas!- grité malhumorada- ¡Él por lo menos ha tenido la decencia de comportase como una persona conmigo! ¿sabes?, tú ni siquiera lo has intentado. ¡Así que si aquí hay algún gilipollas eres tú!
-          Mira niñata no estoy como para discutir, tú haz lo que quieras, yo ya te he dado mi opinión- y se marchó.

¿Qué tiene Carlos en contra de Lucas? ¿Ha preguntado si Lucas se acuerda de él?
Humm tengo la impresión, de que aquí ha pasado algo gordo, y que Carlos se comporta como lo hace por algo que ha pasado.
Me faltaba poco para llegar a casa, pero atisbé una casa que me pareció familiar… Sí esa era la casa del abuelo de Lucas. ¿Le pregunto sobre lo que pasó hace tiempo? ¿Pero y si se enfada por meterme dónde nadie me llama?
Me encontraba indecisa en frente de la puerta. Decidí dejarlo para otro día, pero cuando me giraba para marcharme, la puerta se abrió y salió un hombre de anciana de edad que me reconoció.
-          Hombre Claudia, ¿Qué haces por aquí? ¿Necesitas algo o te has vuelto a perder?- formuló la última pregunta con una amplia sonrisa en los labios. No me lo pensé dos veces y pregunté:
-          ¿Está Lucas dentro, es que tengo que hablar de algo con él?
-          Sí, preciosa pasa.

Me llevó hasta una pequeña sala, deduje que era el salón.
-          ¡Lucas!- gritó el anciano- baja que tienes visita- Tardará un poco ya sabes como es, así que mientras esperas quieres algo de beber o de merendar.
-          No muchas gracias, no tengo hambre -sonreí.

El anciano se fue a la cocina, y me quedé sola en el salón, miraba hacia mi alrededor, hasta que mis ojos se clavaron en una foto. Me levanté y fui a mirarla detenidamente, salían dos niños, uno rubio y otro moreno, el rubio se encontraba a la derecha de la foto sacando la lengua y estirando el brazo derecho con el pulgar hacia arriba, ese seguro que era Lucas, ¡qué mono!, el otro en cambio se reía de su amigo a más no poder, intenté averiguar si iba a mi colegio, me pareció algo familiar, pero justo en ese momento alguien me tocó el hombro, me giré y vi a Lucas, su semblante era serio, nunca lo había visto de esa manera, me intimidó un poco, pero por fin logré decir:
- Lucas, tenemos que hablar.


CONTINUARÁ...