martes, 28 de junio de 2011

Capítulo 9


Ese día no fui en autobús porque mi madre se ofreció a llevarme ya que quería ir a ver a mi padre al hospital, no habíamos recibido ninguna noticia desde ayer por la mañana.
Así que fui al colegio en coche, a mí me encanta ir en coche porque no tengo que preocuparme cuando pasa el autobús, y tardo la mitad en llegar.
Cuando llegué me encontré con distintas reacciones de mis compañeros: unos me miraban acusadoramente, otros riéndose de mí…, en fin, que mi popularidad en el colegio aumentaba por días. Yo pasaba de esas miradas que me lanzaban y entré dentro, cogí mis libros de la taquilla, y me senté en el último pupitre (la verdad es que aquí era diferente como mi antiguo colegio por varias cosas: 1º yo no usaba taquillas, todos los libros los metía en la cajonera, 2º no había tantas distinciones de clases sociales, y menos aún gente tan rica, yo me sentía bastante incómoda, y hasta en algunos aspectos inferior, 3º yo tenía mi propio sitio aquí en cambio la gente se sienta dónde le da la gana, aunque la verdad es que a mí me ha venido hoy bastante bien, no me apetecía nada la clase de historia y menos con el aburrido profesor “Gulderst”, que no sabía ni siquiera cómo se decía su apellido), saqué mi cuaderno y me puse a escribir, a ver…, no soy tan tonta como para traer mi diario a clase, pero sí que tengo un cuaderno para ordenar mis ideas, ya que hay veces que no puedo dormir de la cantidad de cosas que se me pasan por la cabeza, por lo que este cuaderno me servía de mucho. Terminó la clase y pensé que el profesor era tonto si se pensaba que eran apuntes lo que había escrito delante de su clase, pero como no, siempre pienso antes de librarme, así antes de que pudiera poner un pie fuera de la clase, el señor Gulderst me llamó:
- Claudia, ven.
- Sí, profesor, ¿Qué ocurre?
- Lo que ocurre es que te he visto que escribías algo en clase, y me temo que no era de mi clase.
- Discúlpeme, no volverá a pasar -dije intentando que me perdonara.
- Disculpada está señorita Molina, pero me tendrá que dar el cuaderno, para que compruebe su interés por la clase -oh no, como lea algo de lo que he escrito me muero.
- Sí, aquí lo tiene- dije entregándole el cuaderno a mala gana.
- Muchas gracias, mañana si me demuestra que tiene un cambio de actitud se lo devolveré; ah, se me olvida decirle que mañana tiene un examen de historia a tercera hora, espero que le salga bien -en ese momento me derrumbé, ¿¡mañana!? pero qué se piensa este señor ¿a caso creé que soy superdotada o algo por el estilo?, argg, vaya día llevamos.
Salí por la puerta y me dirigí a la siguiente clase, pero como iba corriendo ya que el profesor de historia me había retenido bastante en clase y ya llegaba tarde a clase, no miré quién había a mi alrededor y empujé a alguien; inconscientemente le ayudé a levantar, era ese chico tan misterioso, siempre nos encontramos con golpes, jajjajajaja parece gracioso todo, le pedí disculpas y me dirigí a matemáticas, pero ya llegaba demasiado tarde y la profesora ya había cerrado la puerta con lo que me quedé en la puerta esperando a que la clase terminara, porque sí,  este colegio es demasiado estricto y a mí eso me saca de quicio, pero bueno ya da igual, cuando sonó la campana pasé a clase para hablar con mi profesora ya que necesitaba disculparme por el retraso (la verdad es que era bastante más maja que el de historia). Después fui a mi taquilla a coger los libros que necesitaba para las siguiente dos horas, cuando se acercó Lucas.
- Hola -saludé- ¿estás mejor?
- Déjame en paz Claudia, a ver que no me gustas ¿vale?
¿Cómo? ¿Pero a este que cojones le pasa? ¿A qué ha venido esa reacción? ¿De qué va?
- ¿Pero que te pasa?
- Que le dejes en paz pesada -dijo un amigo de Lucas, que estaba al lado.
- Ah, entendido, pero la próxima vez que te encuentre llorando por Lucía, te va a consolar quien yo te diga, ¿vale?
- ¿Qué? -soltó el coro de personas que estaba al lado- ¿Habéis cortado?
- ¿Pero no os lo ha contado? ¿No os dijo que estuvo llorando en un triste baño porque su querida novia le dejó? Hay que ver, que no os cuente eso tiene delito eh.
Los demás chicos se quedaron de piedra, con toda la información que les ofrecí, bien, no es que me de por meterme con la gente, pero es que no aguanto a los chicos ricos creídos, que se piensan que por que estén buenos tienen que estar todas las chicas detrás de ellos, odio que me infravaloren y este niñato lo ha hecho.
Me dirigí a la cafetería a por algo para comer, pero antes de entrar, alguien me agarró del brazo, me giré para ver quién era; era Lucas, ¿pero que quiere este otra vez?
- ¿Qué quieres? -contesté bruscamente.
- Perdona lo de antes.
- ¿Tú eres tonto o qué? ¿Me has hecho pasar un ridículo tremendo y ahora me pides que te perdone? Vas mal si crees que te vas a librar del marrón tan fácilmente.
- Venga Claudia, ¿sabes lo difícil que se me hace pedir perdón?
- OH, que pena, pero olvídame -dije la última palabra algo tajante.
- En serio Claudia, lo siento, ¿sabes?, siempre que me gusta alguien me comporto de forma rara con ella, perdóname.
OMG, ¿me está diciendo que le gusto?, si venga y soy imbécil y me lo creo ¿no?
No sé si estaba jugando conmigo o lo decía enserio pero el chaval actuaba bastante bien. Me agarró de la mano y se acercó a mí, ¿otra vez?, ¿pero este hombre no se cansa de jugar?, gracias al cielo vino Carolina directa hacia a mí y me dijo “Claudia tengo que hablar contigo”, me fui con Carolina y me alejé de él.
- Clau, sé que lo has pasado mal, pero lo siento quiero ser tu amiga, ¿sabes?, me enfadé con Lucía por lo que te hizo y me ha expulsado “del grupo”, lo he hecho por ti, dame una oportunidad, el primer día me caíste genial, y creo que podemos llegar a ser grandes amigas.
-Vale -dije al final; la verdad es que me hacía falta una amiga allí en ese infierno de colegio, y si lo de que me había defendido delante de Lucía era cierto, Carolina no era tan mala como creía.
-Bueno si quieres quedamos en el parque al lado de tu casa a las 6:00 y hablamos con tranquilidad ¿OK?
-OK
Fuimos a clase y me senté al lado de Carolina, la verdad es que compartíamos varias aficiones como cantar y bailar y nos gustaba música parecida. Me lo pasé muy bien con ella durante las clases hablando.
Cuando terminaron las clases me fui a casa, me monté en el autobús, y cuando me senté alguien me mandó un SMS. A ver…, es de Natalie:
Tngo q ablar cntigo s urgente sta tarde n l parq a las 6:00.
Xaoo
Besiitos :)
¿Y ahora qué hago? Tengo que hablar con Carolina de lo sucedido, pero tampoco puedo dejar tirada a Natalie ya que conmigo se ha portado genial.
Aish, ¿qué hago? ¿Tengo que dejar plantada a una de las dos? No podía elegir, estaba entre la espada y la pared.
Al final tomé una decisión…
CONTINUARÁ…

Capítulo 10


Eran ya las 5:30 así que decidí prepararme, cogí unos pantalones blancos y un blusón, me dirigí a la ducha para estar despejada cuando llegase el momento, y me vestí. Cogí el bolso que tenía en el respaldo de la silla y bajé las escaleras, abrí la puerta y me dirigí hacia el parque, mientras caminaba me puse a escuchar música, di a aleatorio en mi iPod y sonó la canción “Gone” de Nelly y Kelly Rowland. Esta canción me relajaba en los momentos difíciles así que había acertado de pleno en mis sentimientos, lo malo es que el título me recordaba que me había ido de mi anterior colegio. Me senté en el banco y esperé, al pasar 10 minutos una sombra me tapó el Sol, y vislumbré a una chica de mi edad con una minifalda y una camiseta, me levanté del banco y me acerqué un poco, al final reconocí quién era: Carolina.
- Hola -me saludó.
- Hola -dije yo también.
Estuvimos un rato hablando de lo que nos había pasado y que ella de verdad se quería esforzar en mantener nuestra amistad, yo la escuchaba atentamente y me di cuenta que lo decía de corazón, que no estaba mintiendo y que lo que decía era verdad, estaba tan absorta en la conversación que no me di cuenta de que otra persona se acercaba a nosotras. Natalie.
- ¿Qué hace ella aquí?- preguntó Natalie mirando acusadoramente a carolina.
- Tengo que hablar con ella -dijo ésta.
- Yo también, ¿qué te crees que hago aquí?
Al final tuve que intervenir:
- ¿Queréis callaros de una vez? Sí, he quedado con las dos, pero qué queréis que os diga, no tenía elección, porque las dos me pedisteis quedar hoy a la misma hora y no me parecía normal que tuviese que elegir a quien dejaba plantada porque ¿sabéis una cosa? Las dos me importáis y mucho, tú Natalie has intentado ayudarme todo lo que has podido desde que llegué aquí, y tú Carol me has demostrado que de verdad quieres ser mi amiga, así que lo siento pero quería estar con las dos.
- Bueno, Claudia, lo mío si quieres lo podemos hablar mañana en el colegio, se ve que Natalie está preocupada con algo y lo que yo quiero hablar contigo creo que tiene menos importancia. Adiós chicas.
- Muchas gracias Carol, por todo, adiós.
Carolina se fue y solo nos quedamos Natalie y yo, nos sentamos en el banco y empezamos a hablar.
- ¿Qué es eso tan importante que quieres decirme?
- Ah, sí ¿ya has tomado una decisión sobre lo que te hablé?
- No lo sé, todavía me parece muy raro todo.
- Bueno, si te sirve de consejo te puedo decir que ya has empezado a utilizar tu don.
- ¿Qué? Si yo no he hecho nada.
-Sí que lo has hecho, has convertido a Carol en la buena persona que es, y eso lo has hecho tú. Te dije que eras especial.
- Si tú lo dices…
- También quería decirte que el viernes hago una fiesta en mi casa, puedes invitar a gente de tu colegio y yo invito a mis amigos.
- Gracias, me encantaría ir.
- Nada, creo que me tendría que ir a casa, tengo que cuidar de mi hermano.
- ¿Tienes un hermano?
- Sí, tiene 6 años, pero ya es algo independiente jajajaja.
- Jajajaja, yo también me voy, ciao.
- Adiós.
Me fui a casa, aunque el tema de Natalie todavía no lo entendía, ¿cómo que ya había empezado a usar mi don? Bueno tampoco quería comerme la cabeza con el tema así que lo dejé pasar.
La verdad es que cuando llegué a casa no me encontraba mejor, me ardía la cabeza, estaba pálida y me dolía la tripa. Fui a la cocina cogí un batido y una aspirina y subí a mi cuarto. Me cambié y me puse el pijama, me senté en el sofá de mi habitación y me puse a leer un libro que me encanta: "Canciones para Paula", ojalá yo fuese Paula y encontrase un chico como Ángel. Estuve leyendo hasta que mi madre me llamó para cenar, cerré el libro, lo dejé encima de la cama y bajé las escaleras. Cuando empezamos a comer, mi familia estaba bastante callada hasta que mi madre rompió el silencio:
- Lorena, ¿qué tal en tu nuevo colegio?
- Muy bien mamá. (Ah no os he contado mucho de mi hermana, a ver…, se parece a mí físicamente pero personalmente somos completamente diferentes, excepto en los estudios porque las dos somos buenas estudiantes, ella va al colegio que está al lado de casa, es bastante más pijo que el mío, y eso ya es decir…, a mi hermana le encantan las fiestas y nunca está en casa, por ahora es todo lo que os voy a contar de ella, ya descubriremos más cosas…)
- ¿Y tú Claudia? -esta pregunta me volvió a la realidad.
- Bien -respondí.
- ¿Te llevas bien con Natalie?
- ¿Cómo sabes que voy con…?
No me dio tiempo a terminar
- Me llamó su madre el otro día, ¿sabes que éramos amigas?
- Sí mamá, ya me lo contó Natalie.
- ¿Ya has conocido a su pandilla? Según su madre son muy simpáticos.
- Sí, los conocí el otro día.
- ¿Y te caen bien?
- ¡Quieres parar ya!, ni que fuera un interrogatorio.
Me levanté de la mesa, dejé el plato y el vaso en el lavavajillas y subí a mi cuarto y encendí el ordenador.
Tenía 5 peticiones nuevas de amistad: Hugo, Víctor, Daniel, Laura y Carolina. Di que sí a todas, iba a cerrar el tuenti, pero ya alguien me estaba hablando por el chat:
- Clau, d vrdad snto lo q paso l otro dia.
- Vle, lo q tu digas…
Pasaba de hablar con él, la verdad es que pasaba de hablar con alguien. Pero su insistencia hizo que al final terminara hablando con él. Después de un rato Dani también se puso a hablar con migo, era majísimo y no estaba nada mal… me dijo que si mañana en el recreo podía hablar con él, le contesté que sí.
Cuando terminé de hablar con los dos, me fui al baño me lavé la cara, los dientes y me metí en la cama. Antes de dormirme me puse a escribir todo lo que había sucedido en el día de hoy, una vez que terminé apagué la luz de mi mesita e intenté dormirme pero no podía, se oía la televisión de mis padres desde abajo y el viento chocaba con mis ventanas y producía un sonido algo molesto. Así que opté por quedarme en la cama pensando, recordé mi primer día de colegio, también mi primera impresión sobre Lucas, la primera vez que hablé con Carol, el mensaje de Natalie, lo mal que me llevaba con Lucía, el chico del último pupitre con el que no había vuelto a hablar, mi padre en el hospital, la vez que conocí a los amigos de Natalie, las palabras que ésta me dijo acerca mi don, lo majo que era Dani y lo bien que se portaba conmigo…
A todo esto, ¿de qué quiere hablar con migo Dani en el recreo mañana?...
CONTINUARÁ…

Capítulo 8


Me quedé paralizada al comprobar quien era, ¿pero cómo podía estar llorando él con lo chulo que es?. Sí, estoy hablando de Lucas.
- Lucas, ¿qué haces aquí?
- ¿No lo ves?, llorando -dijo amargamente.
- No me refiero a eso, ¿qué te pasa?
- Nada, déjame -dijo apoyando la cabeza entre las manos.
- Que no Lucas, que no lo dejo, me importa lo que te haya pasado -dije sin pensar.
En cambio Lucas reaccionó a esas palabras y me miró a la cara por el efecto de estas.
- ¿En serio te importo? -preguntó, ¿y ahora qué digo? me pregunté a mí misma, vale ya sé que es estúpido hablar con una misma, pero no sabía que hacer, no sabía dónde meterme, a ver Lucas me caía bien y eso, pero había interpretado mis palabras de otra manera, upss, en qué lío me he metido… ¿pero ahora qué hago? ¿Le sigo el rollo o qué? NO SE QUÉ HACER…
- Claro que me importas -contesté al final- eres mi amigo al fin y al cabo ¿no?
- ¿Sólo un amigo? -preguntó él.
¿Pero que me está diciendo él ahora? No se pensará que me gusta ¿verdad? ¿Él? Bueno haber, he de reconocer que es guapo y está buenísimo, pero tiene novia, y aunque me cueste admitirlo es el doble de guapa e interesante que yo.
Aiss, si es que soy una bocazas, ahora pensará que me gusta, y todo por abrir esa enorme y estúpida boca que tengo ¿quién me mandaría a mí hablar? Enseguida improvisé algo:
- Mmm..., Lucas…, somos amigos, no quería estropear nuestra amistad y además… casi no nos conocemos.
- Por lo primero no pasa nada, yo me acostumbraría enseguida a ser algo más, y lo de conocernos eso se puede arreglar -dijo con una sonrisa pícara en los labios. ¡Lo ha vuelto a hacer! ¡Me ha vuelto a sonreír de esa manera tan bonita! Y esos ojos…, con qué intensidad mira… ¡Pero Claudia, qué piensas!, ¡para!, él no te gusta ¿verdad?, en ese momento dudé un poco y el aprovechó ese instante de duda, para acercarse a mí, estábamos a escasos 6 cm, y nuestras narices casi se rozaban. Tenía que salir de allí de inmediato, no podía estar allí ahora, ¿qué pasaría si ocurriese algo entre él y yo ahora? ¡No, no permitiría que nadie se riera o me vacilase! Tenía que salir de ahí, ¿pero cómo?
- Pero Lucas…, tú tienes novia.
- ¿Y qué?, tampoco es que me fuera a casar con ella.
 -Bueno…, Lucas…, me tengo que ir adiós.
Ni siquiera le di dos besos, salí del baño de los chicos, y abrí la puerta del de las chicas. Lucas tardó un poco en reaccionar, pero para cuando lo hizo yo ya estaba en el otro servicio, y en el pasillo no había nadie. Esperé un rato en el lavabo, hasta que estuve convencida de que Lucas no se encontraba allí. Cuando llegué a la salita dónde estaba mi madre, ya eran las 3 de la tarde y no habíamos comido, así que mi hermana le pedía a mi madre ir a casa enseguida. Le preguntó al doctor si nos podíamos ir a casa un ratito y él le contestó que sí, que mi padre se encontraba en buenas manos. Rápidamente nos despedimos de mi padre, cogimos las cosas y nos montamos en el coche. Llegamos pronto a casa, así que subí a mi habitación y me puse el pijama, sí, lo sé, soy muy cómoda, pero que queréis a mí me encanta pasearme por mi casa en pijama, bueno a lo que iba, mi madre preparó unos espaguetis, y como a mí hermana y a mí nos encantan nos los comimos en un santiamén. Subí a mi habitación otra vez, me lavé los dientes, y encendí el ordenador, me metí en el tuenti y comenté algunas fotos en las que me había etiquetado Natalie con los demás el otro día en la heladería, en ese momento alguien me empezó a hablar por tuenti, y ¿a qué no adivináis quién?
Sí, era Lucas. ¡No puede ser!, ¿en serio se creé que me gusta? ¡Vaya marrón!
- olaa wapaa-saludó
- ola -contesté- stas mejor?
- si, graciiias x preocuparte
donde t metiste luego?¿
- pos s q me iamo mi madre i nos fuimos a casa nseguida
x ciierto, xq stabas iorando?¿
- nada
- wenga Lucas cuntamelooo xfiis, o sii no, le cuento a todo el colegioo q stabas iorando n l baño d los xicos dl hospital.
- no m importaa, no tenes pruebas…
- quiien sabe a lo mejorr sii…
- sabes q no jajajjaja, pro weno aver sii insistes…, pos aver q lucía me dejo aieer, ia sta,¿contenta?
- como¿?, ella a ti?, no sera al reves?
- q vaa, nseriooo, me dijo q se canso de mii q le gustaba otro i cortamos, weno la verdad fue eia la q cortoo
No me lo podía creer, Lucía había dejado a Lucas, imposible, bueno la verdad es que es posible, acababa de pasar.
- weno pasando de tema -dijo él- no quiiero ablar de eia prefiero ablar de nosotros xd
- nosotros?q pasa kn nosotros?
- pos q te pusiste nerviiiosa n l baño kndo me acerqe a tii, puede q sea l destiino l q nos uniio n l lavabo
- lucass, no nos a uniddo l destiino no ai nada ntre nosotros
- pro lo pode aberrr…, quiien sabe… jjajajajaja
- lo see ioo, no aii nada i pntoo
- wenooo no t pikeess, eee niñaa wapaaa
- quiieres dejar de vaciilarme?
- losiiiento sq me encanta kndo t enfadas, valee, ntenddido no te vaciilo mas.
Cambiamos de tema de conversación, y nos pusimos a hablar sobre nuestro gustos, nuestros hobbies, grupos de música y de muchísimas cosas más, lo raro es que se me pasó el tiempo volando, porque tanto estuve hablando con él, que me asombré cuando miré el reloj y vi que eran las 20:00 ¡no podía ser!, había estado hablando con él cuatro horas y media, es decir una barbaridad, y todavía no había terminado de estudiar para el examen de mañana de lengua, puff, que cabeza la mía. Lo que no entendía era como se me había pasado el tiempo tan rápido, ¿él me gustaba? No lo sé la verdad, estoy algo confundida, me despedí de él, y apagué el ordenador y cuando fueron las 21:30, bajé a cenar, la verdad es que no tenía nada de hambre, así que me comí una manzana y me subí a preparar todo lo de mañana. Cuando terminé, me metí en la cama y apagué la luz de mi mesilla; tenía muchísimo sueño, pero no podía dormirme todavía porque habían muchas ideas rondando por mi cabeza, pero al final el cansancio del día venció y me quedé dormida sin imaginar que mañana sería un día algo complicado…
CONTINUARÁ…

Capítulo 7


¿Quién podría ser? Yo no esperaba una llamada, entonces ¿quién era?
Para salir de dudas cogí el teléfono y respondí:
- ¿Diga?- pregunté
- Claudia, te quiero, ¡me quiero casar contigo! -respondió la otra voz al lado del teléfono.
- ¿¡Pero quién coño es!? -grité 
desesperada.
Oí unas risas por detrás. Eso ya sí que fue la gota que colmó el vaso, así que colgué. El teléfono volvió a sonar, pero esta vez no lo cogí, si esos imbéciles que estaban llamando querían vacilarme yo no lo iba a consentir. Subí hacia mi cuarto y me metí en el tuenti, tenía un mensaje privado; lo abrí y en este ponía:
Claudia, te quiiero, y te e queriido siempre, ia no abrá impedimentos para que podamos estar juntoss, si sq desde q t vii me enamore de tiii i te conseguire i serasss miiiia.
La verdad, es que ahora me empezaba a asustar, ¿pero de qué va la gente, se aburre mucho en casa no? Me fijé en el nombre que tenía del tuenti, pero no me dio muchas señales ponía algo así como “Loco por tí”, ¿pero quién coño era?, ya me estaba hartando. Que pesada es esta persona, pero a la vez me da algo de miedo, ¿y si es un pederasta?, uii que mal rollo…
Enseguida llamé a mi madre, y me lo cogió mi hermana:
- ¿Diga?- preguntó
- Lorena, ¿y mamá?
- En el hospital.
- ¿Y eso? ¿Qué ha pasado?
- Pues que papá se ha puesto enfermo.
- ¿Cómo?, voy para allá enseguida, ¿en qué hospital estáis?
- En el Cervantes.
- Vale, ya voy.
Cogí las llaves, cerré la casa, y me puse a esperar al autobús, pero no llegaba, ¡qué demonios! Cuando lo necesito yo bien que tarda…
Al final llegó, y me subí; cuando me bajé fui directa al hospital y pregunté por mi padre.
- ¿José Molina?
- Habitación 214, segunda planta a la derecha.
Subí las escaleras y me precipité hacia la segunda planta y busqué la habitación 214.
A ver… 210, 212, 214… ¡Por fin!
Entré en la habitación y pude observar como mi padre yacía en la cama casi inmóvil, a los dos lados de la cama se encontraban familiares míos. A la derecha estaba mi madre agarrándole la mano fuertemente, y con un par de lágrimas cayéndose por sus ojos, al lado de ella estaba mi hermana más triste de lo habitual intentando leer un libro que le había regalado por su cumple el año pasado; a la izquierda de mi padre se hallaban mis abuelos, mi abuela estaba sentada en una silla, y mi abuelo a su lado apoyado en su bastón. Conocía su expresión; era la misma que tenía cuando estaba preocupado por el trabajo de mi padre.
Instintivamente me acerqué y dije:
- Mamá, ¿cómo no me has avisado antes?
- Lo intenté hija, llamé a casa pero nadie me lo cogió.
No puede ser, fue ella la que llamó esa segunda en la que yo me pensé que serían los imbéciles que habían llamado antes al teléfono. Vaya marrón, había metido la pata hasta el fondo, o sea que mi padre se podría estar muriendo que yo no hubiese cogido el teléfono, ¿dios, cómo soy tan estúpida?
- No lo oí, mentí. ¿Qué le pasa a papá?
- Pues que al salir del trabajo, le ha dado un infarto y me ha llamado su secretaria, pero esperamos que no sea grave.
En ese preciso instante apareció el doctor.
- Bueno, ya veo que está la familia al completo, pero necesito al paciente para hacerle algunas pruebas más.
- ¿Más pruebas? Dijo preocupada mi madre.
- Sí, pero son poca cosa, le intentó animar el doctor.
- ¿Se pondrá bien?, pregunté.
- Eso espero, contestó, y mi madre se puso otra vez triste.
Una vez dicho esto. Todos salimos de la habitación y dejamos al doctor con mi padre.
Mientras estaba sentada en una silla de espera en el hospital, sonó mi móvil.
Bip, bip, bip, era un mensaje de Natalie, que ponía:
Iamame cuando podas.
Teqq. Natalie
Cogí mi móvil, busqué en la agenda su número de teléfono y la llamé:
- ¿Natalie?
- No, tu vecina de al lado -me soltó de forma sarcástica- necesito hablar contigo, necesito que me digas tu decisión sobre lo que te conté.
- No he podido pensarlo, lo siento mucho, es que ahora estoy en el hospital porque mi padre está enfermo, dije abiertamente como si la conociese de toda la vida.
- Perdona, -se disculpó- no lo sabía, en seguida estoy para allá.
- No hace falta Natalie, yo…
No pude acabar la frase porque me colgó.
Volví a la salita de espera y le pregunté a mi madre si había dicho lago el doctor, pero ella negó con la cabeza. Esperé un rato más pero como veía que el doctor no salía le pregunté a mi madre si podía ir al servicio, ella accedió y me indicó dónde se encontraba.
Me dirigí hacia el baño, pero antes de entrar al baño oí que alguien lloraba en el baño de los chicos. Instintivamente entré, me daba lo mismo que me echaran la bronca o que pensasen mal de mí, esa persona estaba llorando y soy incapaz de ver a alguien sufriendo, así que entré para intentar animarle.
Al principio no sabía dónde se encontraba ese chico pero al final divisé unas deportivas debajo de una puerta de baño. Por suerte no había echado el cerrojo, así que abrí la puerta, pero me llevé una sorpresa al descubrir quien estaba dentro…
CONTINUARÁ…

Capítulo 6


Eran Lucía, Jassie y Lucas, ¿pero qué hace Jassie con ellos?, a ver sabía que Lucas era el novio de Lucía , pero Jassie ¿qué hacía con ellos?, ¿no sería una trampa cuando Jassie intentó hacerse mi amiga no? ¡Hay que dudas!, pequeñas maliciosas ideas llegaban a mi cabeza sin darme un respiro. Es que Lucía…, ¡me caía tan mal!, ¡pobre Lucas! -pensé, pero al final me di cuenta de que estaba equivocada con la gente...
Lucía en cuanto nos vio, se acercó a nosotros y le dijo a Natalie:
- Nat, yo que vosotros no me juntaría con ese tipo de personas… -dijo señalándome-, no sabe divertirse ¿verdad Jassie?, sólo le interesan los libros y estudiar ¡Empollona! -eso no era del todo cierto, es verdad que a mí me interesaban la notas, pero no era lo más importante en mi vida, ¿por qué tiene tantas ganas de meterse conmigo?, ¿ya se ha aburrido de meterse con otras personas? ¿Por qué solo quiere hacer daño?
- Gracias por la recomendación Lucía, pero creo que nosotros somos ya maduros para poder elegir con quién nos vamos, ¿no?, y…, a ser posible no me llames Nat, no eres mi amiga y me resulta raro que intentes tratarme así, porque bien sabes que yo no quiero ser tu amiga.
- Vosotros veréis -dijo Jassie de forma repipi- pero os digo una cosa, intenté ser su amiga, pero es demasiado aburrida, nunca ha ido a una fiesta, así ya os podéis imaginar, y no la veo con vosotros, porque sois todo lo contrario que ella, pero bueno allá vosotros…
- Vale, adiooos, dijo Hugo de forma cortante.
Una vez que se fueron dije:
- Gracias
- ¿Gracias por qué?, preguntó Dani.
- Pues porque estáis conmigo, y no habéis decidido llevaros por lo que ha dicho Jassie.
- No tienes porqué darnos las gracias, yo lo haré encantado.
No podía ser, es mi impresión o ¿Dani me ha tirado los tejos? Bueno fuese lo que fuese no estaba muy acostumbrada.
Seguimos hablando y conociéndonos en la heladería, y cuando miré el reloj vi que eran las ocho y recordé que me tenía que ir a casa a cenar.
-Bueno, me tengo que ir a casa a cenar.
-Vale, te acompañamos -dijo Natalie
-Gracias, oye una cosa ¿vosotros a qué colegio vais?
-Depende haber…, Hugo y Dani van al Mediasmart, yo y Laura vamos al Altec School y Víctor al British School, “es que es el que tiene más calidad”… jajajjaja, dijo Natalie de forma sarcástica, y todos nos empezamos a reír.
Hablamos un poco más de camino a mi casa, cuando vislumbré mi casa me despedí de todos ellos, eran super majos conmigo. Pero Natalie me cogió del brazo, caminamos un rato más hasta que los demás se fueron y me llevó hasta un banco, que estaba en el parque cerca de mi casa, y me dijo unas palabras que no se me iban a olvidar fácilmente:
- Claudia, cuando te escribí el privado del tuenti, no te lo escribí porque sí. Tenía una razón.
- ¿Cuál?, pregunté intrigada.
- Pues a ver, … -le costaba un poco hablar sabía que lo que tenía que decirme era algo importante y se lo había aprendido mucho-, tú no eres como las demás personas (eso ya lo sabía, no encajaba con facilidad y la gente me trataba como una rarita, a veces deseaba ser otra persona…), a ver… -continuó- tienes una fuerza interior muy poderosa -al oír estas palabras me emocioné, qué será, qué será, seré un ángel y mi madre no me lo había dicho, o quizás tendré algún poder alucinante, aunque la verdad es que cuando continuó hablando, me quedé decepcionada con esa fuerza de que decía que yo tenía-, eres una persona especial, eres incapaz de hacer daño y quieres el bien para todo el mundo, eso es muy bueno, muy pocas personas hoy en día tienen ese poder, y la gente te necesita, la sociedad es muy mala a veces y necesitan que alguien como tú les demuestre que lo mejor del mundo es hacer el bien. Y por eso te he llamado, para que formes parte de nosotros.
- ¿Quiénes sois vosotros?- pregunté.
- La verdad es que poca cosa -me respondió-; pero escucha, hay gente como Lucía que quiere hacer daño a otras personas para así sentirse bien, pero hay gente como nosotros que lo que queremos es que el mundo se de cuenta de que lo importante no es ser falso y tener más amigos sino ser como uno es, esa es nuestra función-
- ¿Pero quienes sois vosotros?- volví a preguntar.
- Somos Hugo, Víctor, Laura, Daniel y yo, y mucha más gente que no conoces, pero que pronto conocerás. Por eso estas aquí Claudia, necesitamos tu ayuda, ahora cada vez más gente es falsa, hipócrita e inhumana y te pedimos ayuda para que con todos nosotros podamos cambiar el mundo.
- Pero “nosotros”, como dices tú somos poca cosa, es decir, ¡no somos nadie!
- Bueno, ya sé que es difícil de explicar, pero sólo prométeme que lo pensarás, ¿vale?
- Entendido,-contesté a mala gana- pero yo me voy a casa, estoy cansada, demasiada información por hoy, adiós.
- Adiós, pero Clau, prométeme que no se lo dirás a nadie, entendido.
- Que sí, que sí.
Una vez terminé de hablar con Natalie me dirigí a casa. Era muy raro todo lo que me había contado esa chica, pero si casi no nos conocemos, sólo hemos entablado algunas palabras y me suelta todo esto, se está quedando conmigo seguro. Aún así mientras caminaba pensé en lo que me había dicho como prometí. Al llegar a casa subí a mi cuarto, mi madre me miró y me preguntó qué me pasaba pero yo le dije que no tenía ganas de cenar y que no insistiera más sobre el tema. Así que me cambié y me metí en la cama. Estuve toda la noche desvelada por esa conversación. No entendía nada y ahora más que nunca me sentía rara. A ver, es que de pequeña soñaba con ser alguien especial que hiciese el bien en el mundo como una superheroína o algo por el estilo, luego me dio porque quería ser un vampiro, o tener algún don especial. Pero, ¿hacer el bien?, ¿qué clase de poder era ese?, ¿era un enviado de alguien poderoso?, si hombre…
¿Y encima yo? Debe de ser un error.
Como al día siguiente tampoco había colegio, me quedé en casa para intentar hacer algo provechoso como terminar algún trabajo pendiente o algo, pero no podía. ¿Por qué tuvo que decirme esto Natalie? ¿Por qué no podría seguir mi vida como si nada?; a ver, no es que mi vida fuese un infierno pero a veces, pero no sé, quería que tuviese algo especial, como las demás chicas que tenían todo lo que querían, pero hace tiempo comprendí que no llegaría a ser una de ellas.
Toda la conversación me parecía mucho más frustrante sin nadie a quién poder contárselo. Ahora mi madre no estaba en casa, se había ido con mi hermana para comprarle ropa de invierno y mi padre estaba trabajando, así que estaba sola en casa.
Como deambulaba por la casa sumida en mis pensamientos, no me daba cuenta de nada, y sin querer choqué con mi mesilla de noche, y tiré mi diario al suelo. Al recogerlo se abrió por una página que decía: “Soy diferente a todo el mundo”, esto lo escribí hace dos años o así, cuando mi “mejor amiga”, le contó a todo el mundo todos mis secretos y se rieron de mí, me sentí diferente como si mi manera de pensar fuese distinta a la de otras personas…, ¿de verdad soy tan diferente?
No me dio tiempo a reflexionar más ya que en ese mismo instante sonó mi móvil, y me sobresalté…
CONTINUARÁ…

Capítulo 5


Sin darle más vueltas llamé a casa de Jassie pero nadie me lo cogió, qué raro -bueno lo intentaré mañana-; como se había hecho un poco tarde me metí en la cama, ya que tanto cansancio del día ya se empezaba a notar.
A la mañana siguiente, me desperté de manera muy brusca, un ruido procedente del jardín sonaba de manera estrepitosa, me levanté de la cama y cerré la ventana y me volví a meter a la cama, pero la luz de la habitación y el sonido hacían que fuese imposible volver a dormir, con lo que me levanté, hice la cama y bajé a desayunar.
Cuando abrí la puerta de la cocina vi a mi hermana viendo la tele como si la hubiesen hipnotizado, a mi madre en la cocina buscando el ingrediente que le faltaba para hacernos la comida y a mi padre en el jardín segando las plantas (aunque estaba bastante dormida pude atribuir el sonido de la segadora con el sonido que me despertó esa mañana).
- ¡Papá apaga eso de una vez!- chillé.
- Ya era hora de que te levantaras.
- ¿Qué hora es?
- Son las 10
- ¿Y eso es tarde?, ayer si que me acosté tarde y… ¡necesito dormir más!
Mi padre hizo caso omiso a mis palabras, así que opté por callarme y no insistir más.
Cogí la caja de cereales que siempre cojo para desayunar y me quedé con mi hermana viendo la tele, aunque parecía que ella ni sabía que estaba allí. Cuando acabaron las series que más me gustaban apagué la tele, subí a mi habitación y encendí mi ordenador, como bien entenderéis lo primero que hice al encenderlo fue meterme en el tuenti a ver si había novedades. Me apareció un mensaje privado, y lo abrí; este mensaje provenía de una tal Natalie, en el mensaje ponía lo siguiente:
Olaaaaa :)
Soi Natalie, la ija de una d ls amigs d tu madre. Cmo se ievan tmbn tu madre i la miia nada mas mudars se lo contó a la mia. Tu madre le contto q aora vivis en Greentown, i aii s justmnte dnde vivo iop, asi q mi madre me dijo q xq no quedabas tu i io i nos conoces sta tarde emos kedado unos amiigos i io si quieres vente, dile a tu madre q iame al telf de Rosa i asi me dices si t keres venir.
Bss
Una vez leído el mensaje bajé las escaleras y me dirigí donde sabía que iba a estar mi madre y le conté lo sucedido, al principio no se acordaba de esa amiga pero al final cayó en la cuenta y me dio su teléfono.
Marqué el número que mi madre me había dicho y esperé unos segundos…
- ¿Diga?
- Soy Claudia
, ¿está Natalie?
- Sí, soy yo, ¿entonces te apuntas?-
- Sí. ¿Dónde?
- En el parque cerca de tu casa.
- ¿Sabes dónde está mi casa?, ¿y a qué hora?
- Sí, pues no sé, los demás vendrán entorno a las seis.
- Vale, me parece estupendo.
Colgué el teléfono y me dirigí al armario para ver que me podía poner esa tarde. En ese momento me llamó mi madre para comer y dejé todo como estaba. Cuando regresé de comer subí otra vez para elegir la ropa pero no encontraba nada adecuado, porque la mayoría de mi ropa no sabía dónde se encontraba ya que con la mudanza no sabía dónde la había guardado mi madre.
Al final cogí unos vaqueros y una sudadera blanca y me dirigí hacia el baño para arreglarme. Me vestí y me peiné aunque con mi pelo poco se podía hacer…
A las seis menos cuarto bajé, cogí las llaves y salí a la calle, me dirigí al parque y divisé a un grupo de personas cerca de los bancos, a primera impresión diría que eran de mi edad.
Vi a una chica de pelo rubio ondulado, sus ojos eran como unos platos pero de color azul verdoso, al lado de ella había otra chica un poco más bajita y el pelo castaño a media melena que le caía por los hombros adornado con una diadema de color lila, sus ojos eran idénticos a los de la otra chica, se podría decir que habían sido clonados sólo que un poco más claros. Las dos chicas vestían parecido, unos pitillos y unas camisetas anchas.
Junto a estas dos chicas se encontraban tres chicos hablando entre ellos. Los tres eran altos y algo musculosos. El más alto tenía el pelo y los ojos de color marrón, pero sus ojos eran muy intensos por lo que pude apreciar desde mi situación y su pelo era corto y algo ensortijado. Los otros dos eran de la mima altura aunque no se les diferenciaba mucho ya que los dos tenían el pelo rubio como el sol y los ojos claros, aunque uno los tenía más verdosos que el otro.
Al acercarme comprobé como la chica que tenía el pelo rubio me saludaba y me llamaba por mi nombre:
- ¡Claudia!, ¡Clau
! Ven y acércate.
- ¡Hola!
- Hola, yo soy Natalie, pero me puedes llamar Nat y esta se llama Laura.
- Encantada- respondí.
- El rubio se llama Hugo, el moreno Daniel y el este otro rubiales se llama Víctor.
Los chicos se acercaron a saludarme y dijeron:
- Bueno nos vamos a tomar un helado,¿te vienes y nos conocemos más?
- Vale -contesté.
Nos dirigimos hacia la heladería y cada uno se pidió el helado que le gustaba, yo me pedí uno de limón y chocolate (vale, ya sé que mezclar esos sabores es un poco raro, pero la verdad es que a mí me encanta. Me gusta mezclar sabores ácidos y dulces, lo siento, pero soy así. Como no llevaba casi dinero suelto Daniel me invitó (aishh que mono).
Nos sentamos en una mesa afuera de la heladería y empezaron a preguntarme a donde me gustaba ir, por qué me cambié de casa, a qué colegio iba…
Nos lo estábamos pasando muy bien, y yo me olvidé todo lo que me pasó en el colegio, pero en ese justo momento aparecieron por el otro lado de la acera tres personas que preferiría no comentar…
CONTINUARÁ…

Capítulo 4


Era un libro muy siniestro, era sobre algo relacionado con la muerte o algo así, resumiendo: me cagué en cuanto vi la portada… El chico inmediatamente me lo quitó de las manos, fue un gesto tan brusco que hasta me intimidó. Cuando se alejó el chico, yo me despreocupé del tema, ya que se supone que no hay que juzgar a una persona por las apariencias y a lo mejor es lo que estaba haciendo yo. Así que sin darle más vueltas regresé a mi clase, sin saber que iba a ser lo peor…
Cuando llegué a clase mi pupitre estaba tirado en el suelo y todos los libros esparcidos por la clase, ¡no me lo podía creer! Acababa de llegar nueva y ya me estaban vacilando. Corriendo recogí todo lo que había en el suelo y lo metí en la cartera. Una vez recogido todo salí pitando de clase para dirigirme al autobús, pero con todo el trasiego ya se había ido. Me arrinconé en una esquina esperando que llegase el autobús, cuando una lágrima empezó a resbalar por mi mejilla. ¡Dios, estaba llorando!, -no, aquí no -me dije, pero ya era demasiado tarde, Lucía me había visto e iba a contárselo a todos los chicos de la clase. Nada más enterarse de que yo estaba llorando, todo el mundo se empezó a reír y a burlarse de mí, todos hasta los que creían que eran mis amigos…
Creo que fue el espíritu que me salvó, que justo en ese momento pasó otro autobús.
Me subí y me senté en el último asiento de todos intentando pasar de las burlas de los demás. Se me hizo un trayecto eterno; cuando al final llegué a casa, subí corriendo las escaleras y cerré la puerta de mi habitación con un portazo. Cogí la mochila y la tiré al suelo, y me quedé llorando en la cama.
Cuando llegó la hora de cenar mi madre tocó en la puerta:
- Claudia, ya está la cena.
- No quiero cenar, respondí bruscamente.
- Venga cielo, déjame pasar y hablamos de cómo te ha ido el cole.
- No quiero hablar.
- Venga Clau, por favor.
- ¡Qué me dejes en paz mamá, no quiero hablar contigo!
En ese momento oí como mi madre bajaba las escaleras entristecida y le comunicaba a mi padre mi decisión de no bajar a cenar.
Entonces cogí mi diario (si vale, lo sé, puede parecer un poco cursi o infantil, escribir en un diario, pero en cambio a mí me tranquiliza, me ayuda a colocar mis ideas, me ayuda a plantearme el día para poder ver las cosas que me han sucedido, y lo siento, pero me gusta escribir en un diario y eso sí que no lo voy a cambiar) y empecé a escribir cosas sin sentido:
"Todo esto es Injusto, MI VIDA ES INJUSTA, YO NO DECIDÍ CAMBIARME DE COLEGIO, PERO LO HICE POR MI MADRE, ¿Y QUÉ RECIBIÓ A CAMBIO? QUE ME HUMEYEN EN EL COLEGIO ESTOY HARTA DE TODO, SIEMPRE PASA LO MISMO, SE METEN CON MIGO A MÁS NO PODER PERO YO NO LES HE HECHO NADA, PERO JUSTAMENTE POR ESO SOY EL OBJETO DE BURLA. Quiero cambiar ¡necesito cambiar!, voy a intentar ser más fuerte o por lo menos aparentar eso, porque estoy harta de la gente que piensan que NADIE TIENE SENTIMIENTOS, QUE NUNCA HIEREN A NADIE, PUES ESTA VEZ PASO. VOY A SER MÁS FUERTE."
Cerré mi diario, y me metí en la cama; durante un buen rato estuve meditando sobre lo que me había pasado hoy, la verdad es que no era la primera vez. Ya me había ocurrido anteriormente, pero me frustraba al ver que me seguía pasando. A ver yo nunca había sido la típica chica “cool” del instituto, pero no sé, tampoco era tan rara ¿no?
Paralelamente a esto, había una persona en su habitación que se sentía  culpable de lo que había pasado hoy en el colegio, no es que ella estuviera implicada sino que, no conseguía plantar cara a ese o esa niña que siempre humillaba a todo el mundo con el fin de sentirse mejor.
No, ya estaba harta, quería tener una amiga de verdad, una amiga a la que le pudiese contar todo lo que quisiese, secretos, amores, paranoia, risas…
Un nuevo día llegó, bajé a desayunar tranquilamente, sólo que ahora vestía diferente, vestía mucho más pijo de lo que a ella le gustaba, se había maquillado de una manera exagerada y la falda la tenía más corta de lo normal, su madre se quedó anonadada cuando la vio pero ella ni se inmutó, fue hacia la parada del bus, y se subió.
Ese día, el conductor no paró en la parada de Lucas, que raro pensé, bueno se habrá puesto malo, llegué al colegio y me dirigí en mi clase. Tuve una intuición muy satisfactoria, sabía que había gente que hoy se quería reír de mí, en cambio al verme pasar por el pasillo para dirigirme a mi clase, nadie abrió la boca. Primera fase conseguida:
 "Nadie se volverá a reír de mí".
Cuando llegué a mi clase, Carol me esperaba sentada en su pupitre pero yo en cambio, me senté al lado de una de las “pijas” de clase. Noté como Carol me miraba con cara extrañada, pero yo una cosa sabía, el grupo al que consideraba “amigos” me dejó tirada ayer, y Lucía fue la primera que se quiso reír de mí.
Así que durante las clases, en vez de compartir palabras con Carol, compartía conversaciones con una tal “Jassie”. Jassie era bastante perfecta, tenía el pelo rubio largo, con unos ojos preciosos de color esmeralda, y por lo que me enteré en clase, era la capitana del grupo de las animadoras es decir, Jassie era una rompe-corazones, puff, justo como yo ¿no?, que sólo había salido con un chico en verano… Y ni siquiera eso había sido del todo real, ya que se fue cuando sólo llevábamos una semana saliendo, bueno sin irme por las ramas, yo no soy como Jassie, aunque sinceramente sí que más de una vez de mi vida había soñado con ser “popular”, pero bueno ahora ya no importa, me lo estaba pasando muy bien con Jassie, y no quería estropear el momento con mis paranoias (ya entendéis porqué necesito una amiga,¿no?, para no aburriros con eso…).
Durante una semana, quedábamos todos los días (que podíamos claro), algunas veces nos íbamos de compras, otras nos quedábamos en casa a ver una peli, es decir lo que se suele hacer cuando te lo pasas bien con una persona. Creía que todo iba bien, pero la realidad se coló en mi vida, e hizo que otra vez empezara la misma cantinela.
- Oye Clau, ¿podemos irnos hoy a una disco?
- La verdad, es que nunca he ido a ninguna.
- ¿A ninguna?
- Pues no.
- Bueno…, me tengo que ir ya hablamos ¿vale?
- Pero, Jassie…, espérame.
- Es que tengo mucha prisa, lo siento, ya te llamaré.
- Pero…
Y se fue, ¿Qué habrá pasado?, ¿Pero qué he dicho?
CONTINUARÁ…

Capítulo 3


Llegó el siguiente día, y me levanté de la cama, fui directa al baño para arreglarme como el día anterior, solo que hoy era diferente, ya conocía lo que ayer desconocía.
Repetí todo lo del día anterior, y cuando el autobús llegó, me subí.
Me senté al final del todo como ayer, y me puse a escuchar música, la primera canción que sonó en mi ipod fue "Say Hello to Goodbye", era un de mis preferidas, era lenta pero me encantaba.
En la siguiente parada se subió, un chico, por el uniforme diría que iba a mi colegio, lo miré más detalladamente y comprobé que era Lucas.
- ¡Lucas!, grité.
- Hola, ¿Qué tal?, con ganas de ir al cole, ¿no?
- Puff, de una manera…
Rápidamente se sentó en el asiento de al lado, y empezamos a hablar; estuvimos hablando de nuestros grupos de música favoritos, de nuestros cantantes, de nuestras películas, ¡hasta de si teníamos hermanos o no!. Él tiempo que estaba con él se me pasaba volando. Hasta que en la última parada, se subió el chico del “último pupitre”. Enseguida pregunté a Lucas:
- Lucas,¿quién es ese chico?.
- ¿Ese?, me preguntó señalando con el dedo.
- Sí.
- Se llama Carlos, pero no se relaciona casi con la gente.
- ¿Y eso?
- No lo sé, siempre va solo -dijo eso como si le tuviera algo de asco, sé que Lucas me decía la verdad, pero había algo que me ocultaba.
Cuando llegamos al colegio, fuimos los dos juntos a clase y, al llegar a clase, nos dimos dos besos en la mejilla para despedirnos, y se fue hacia su clase. En su clase ya le estaba esperando Lucía con esa cara de envidiosa, que no se la quitaba nadie. Yo me fui hacia mi pupitre y me senté. Nada más dejar la mochila en el suelo, me abordó Carol:
- Clau, ¿qué pasa entre Lucas y tú?
- Nada, ¿Qué nos iba a pasar?
- Pues no sé, quizás que te gustase.
- ¡Qué va, si solo somos amigos!
- ¿Sabes que casi todas las amigas que ha tenido Lucas han terminado siendo novias?
- A ver Carol, entre él y yo no hay nada y punto, si casi no nos conocemos...
- Bueno vale, cambiando de tema, ¿qué tal ayer ayudando a tu madre en la mudanza?
- La verdad es que no la ayudé mucho, porque perdí el autobús y me perdí llegando a casa.
- Jajajaja, bueno no pasa nada, si quieres hoy te puedo enseñar el pueblo para que lo conozcas y no te vuelvas a perder.
-Genial, me encantaría.
Nada más decir esto, llegó el profesor de historia, y empezaron las clases; en clase no me encontraba muy cómoda, todo el mundo me miraba de una forma rara excepto Carol. No sabía que había hecho, pero la gente me miraba acusadoramente.
Por fin llegó el recreo, que quereis que os diga, no podía aguantar esas miradas y me fui con Carol y las demás. Al llegar a la esquina donde siempre nos sentábamos, empezó el interrogatorio:
- ¿Te gusta Lucas?, dijo Lucía.
- No.
- Pero si sólo hay que ver como le miras, a mí no me mientes ¿sabes?
- Os lo juro, quereis parar ya¡No me gusta!¿Cómo queréis que os lo diga?
- Vale, déjala ya, dijo Ana.
- Y bueno…, hablando de chicos…, ¿con cuántos has salido Clau?
- Pues con uno, pero fue hace mucho.
- Claro, porque se lleva a los chicos de sus amigas ¿no?
- Quieres parar ya Lucía, dijo Carol.
- A ver, si ella a dicho que no le gusta no le gusta, dijo Ana.
En ese momento comprendí, por qué mis compañeros me miraban así en clase, con lo que en cuanto sonó la campana, fui a hablar con Lucas delante de las demás chicas:
- Lucas, tu no me gustas ¿vale?
- Vale, ¿por qué lo dices?
- Porque hay un rumor, que según dice la gente me molas, y quiero que sepas que no es verdad, ¿entendido?
- Entendido, ¿amigos entonces?
- Amigos -contesté.
Al llegar otra vez a clase, los chicos y chicas dejaron de mirarme, por fin dejaba de ser el centro de atención. Puff una carga menos. La última hora que tuve esa tarde fue la de educación física. ¡Horror!, a mí se me daba penosamente mal el deporte.
En esta clase nos juntábamos los dos cuartos; la mayoría de los chicos hacían futbol, y las chicas se quedaban en voleibol. En el reparto de equipos me tocó con Carol, y en el otro equipo estaban Ana y Lucía. Al principio me lo pasé bien y todo, pero luego las cosas se empezaron a complicar. Lucía sólo me daba a mi, no sé por qué pero predecía que yo no la caía nada bien. Entonces en un tiro intenté dar a la pelota con los dedos pero venía con tanta fuerza la pelota, que lo que tuve fue un golpetazo en toda la cabeza.
Me tuvieron que llevar a enfermería y cuál fue mi sorpresa qué me encontré con Ángel.
- Hola, dije.
- Hola, ¿qué te ha pasado? -me preguntó.
- Pues que estaba jugando voleibol y no sabes lo penosa que soy jugando…
- Jajjajaja, seguro q no es para tanto eh.
- Puff, no es para tanto, es peor aún, y bueno, ¿tú qué te has hecho?
- Nada, un pequeño esguince en el tobillo, pero tranquila es muy pequeño.
En ese momento entró la enfermera:
- A ver señorita ¿qué la trae por aquí?
- Pues verá, es que me han dado un balonazo y creo que tengo un chichón.
- Vale, espere un segundo que ahora traigo un par de hielos.
La enfermera salió de la puerta. En ese segundo que tardó en traerme los hielos, me quedé pensando en Ángel, era un chico adorable y super majo, me encanta ser su amiga, bueno…, espero que a él también.
Una vez que salí de la enfermería me dirigí a clase; yo creo que lo del chichón fue muy grave, porque no sabía por donde andaba y por eso nada más pasar una esquina de clase, me choqué con alguien, y se le cayeron los libros, me agaché para recogerlos, pero enseguida me los quitó de la manos, sin embargo aún pude ver un libro que me llamó la atención…
CONTINUARÁ…..

Capítulo 2


No fue amor lo que sentí al verle, más bien era repulsión, odio, no sé muy bien como explicarlo, ya que nunca antes había sentido nada igual por nadie, era como si eso que sentía por él, fuese desde hace años, en cambio yo no recordaba haberle visto.
Debe de ser que le miraba durante mucho tiempo, porque él se giró y nuestras miradas se cruzaron. En ese momento fue cuando él se dio cuenta de lo que yo sentía hacia él, y he de añadir, que a mí también me pareció que esos sentimientos que yo había experimentado al mirarle los experimentaba él ahora.
No tuve tiempo de pensar más en lo que me había sucedido porque inmediatamente Carol me llevó a nuestros respectivos pupitres a coger nuestras cosas porque ya eran las 3 y era hora de volver a casa.
Nada más salir de clase nos juntamos con todo el grupo, en los que ya conocía a Carol y a Ana pero sin embargo había tres chicos que aún no conocía. Ana me los presentó:
-Chicos, os presento a Claudia, es nueva este año.
-Encantado, me dijo un chico, yo me llamo Ismael, y soy el novio de Ana.
El novio de Ana también era guapo, pero si me dejáis acentuar no tanto como el de Lucía. Ismael tenía el marrón a juego con sus ojos, pegaba mucho con Ana ya que los dos eran bastante independientes y algo distantes,pero me pareció muy majo.
-Yo me llamo Ángel, dijo otro chico, encanto de conocerte, Ángel también era guapo, tenía el pelo negro como el de Ana y unos ojos marrones.
-Yo me llamo Juan, dijo el último chico.
 Juan era guapo, quizás el que más de los tres chicos, pero ninguno superaba a Lucas, parecía muy mayor, yo creo que tendrá como 19 años o así, además no llevaba uniforme por lo que deduje que no venía a este colegio.
Una vez presentados, vino Lucía con su novio, por el comportamiento de los tres chicos hacía Lucas, podría adivinar que no es que les cayera muy bien.
A pesar de las miradas que echaban los chicos a Lucas, Lucas no se molestaba, en vez de eso, vino a saludarme.
- Hola, seguro que no me habrán presentado, soy Lucas.
- Mi novio -añadió Lucía con un tono un poco repipi.
-Encantada, dije, y en ese momento empecé a sentir algo, no era como lo que sentí por el chico del pupitre, sino todo lo contrario, sentí amistad, admiración, calidez…, pero no era amor, era más sencillo, como protección.
Una vez presentados, Lucía y Lucas se despidieron mediante un pequeño beso. Yo me quedé mirando a Lucas desde la lejanía.
Cuando Lucía llegó, me miró de forma desafiante y me dijo:
-No te acerques a él ¿entendido?
-Uy, dijo Ana, ¿Lucía, no decías que tú gustas a los chicos por tu encanto?
-Pues claro, dijo ella.
-Entonces no te pongas celosa eh, jajajjajaja.
-No sé como puedes salir con ese, dijo Ángel.
-¿Por qué no os cae bien?, pregunté.
-Muy observadora ehh Clau. Nada, por discusiones que tuvimos unos años atrás.
-Bueno- dijo Carol intentando cambiar de tema- chicos os venís a dar una vuelta.
-Vale, dijeron todos al unísono.
-Mmm, yo no puedo Carol-dije.
-¿Por?
-Pues porque le prometí a mi madre que me quedaría hoy ayudándola a deshacer la mudanza.
-Ahh, vale, pues nada otro día será, dijo Carol.
Mientras me alejaba oí decir a Lucía que yo no le gustaba y que no quería ser mi amiga. Puff eso no es que me sentara genial, venga Claudia, el primer día y en vez de hacer amigos haces enemigos…
Corrí hasta la parada del autobús pero me di cuenta que el último bus había salido hace 10 minutos y que si quería coger otro tendría que esperar una hora y media. Así que pensé que tardaría menos si iba caminando a casa.
Por el camino me quedé pensando en todo lo que había pasado hoy, las personas que había conocido, las clases, los profes, el chico de la última fila…, entonces volví a recordar esa sensación. Pero no sabía por qué en clase me pasó eso, por qué sentía odio hacia él si yo nunca había sentido odio hacía nadie, era extraño… seguía tan sumida en mis pensamientos que sin querer me perdí. Puff otra cosa más este día…, bueno tampoco me entró el pánico, cogí y llamé a la primera casa que encontré y llamé a la puerta. Me abrió “el chico del último pupitre”, entonces sí que me entró canguelo. Con un hilo de voz pregunté:
-¿Sabes dónde está la calle Abedul?
-No, contestó y cerró la puerta de un portazo.
¿Pero qué le pasa a ese chico?, me pregunté; bueno, crucé la calle y llamé a la siguiente casa. Un hombre de anciana edad me abrió:
-¿Qué quieres chiquilla?
-Pues, que me acabo de mudar y me he perdido.
-Bueno no pasa nada, ¿a dónde quieres ir?
-A la calle Abedul, respondo.
-La calle Abedul…, mmmm…., ya, ya me acuerdo, a ver, gira esta rotonda y sigue todo recto, y llegarás a tu calle, allí luego mira tu número.
-Muchas gracias, dije.
-De nada, oye, -me preguntó- ¿vas al colegio Mediasmart no?- dijo mirando mi uniforme.
-Sí.
-Pues a ese colegio va mi nieto, se llama Lucas, ¿le conoces?
-Mmm, creo que sí (¡no puede ser! ¡Es el abuelo de Lucas!)
-Bueno hija, pues espero que se porte bien contigo eh.
-Claro, muchas gracias.
Me dirigí a casa, mientras pensaba en Lucas, que majo era, deben de ser genes porque su abuelo también era muy agradable. 


En cuanto me vio mi madre se puso a chillarme como una histérica.
-Vale mamá, lo siento por haber llegado tan tarde.
-Hija, es que me tenías muy preocupada. Pensé que te habías perdido.
-Bueno,…, la verdad es que…, sí que me he perdido, pero llamé a casa de un señor, y me ayudó a orientarme.
-Me alegro hija de que estés sana y salva.
-Vale mamá, no pasa nada, tranquila.
Mientras yo tenía esta conversación con mi madre, una persona desde la sombra de los árboles en frente de mi casa, nos observaba discretamente…
CONTINUARÁ…

lunes, 27 de junio de 2011

Capítulo 1


Amanecía, entraba el sol por la ventana de una manera que no te dejaba ver lo que había alrededor, te hacía daño a los ojos, y lo único que podías hacer era taparte la cara con la almohada; podía oír los chillidos de mi madre desde la cocina…, pero no me apetecía levantarme, haber, no es que sea una vaga, solo que ayer me acosté tarde preparando todo lo que iba a necesitar hoy, porque se supone que sería mi gran día, pero ahora me daba miedo enfrentarme al mundo que había fuera. Para que mi madre no se desgarrase la garganta tuve que levantarme de la cama, fui al baño y me puse mi nuevo uniforme, mientras me lo iba poniendo reparé cada vez más en los detalles que este tenía, los cuadros de color rojo no me gustaban nada, al ponerme el jersey del colegio me empezó a picar todo el cuerpo; cogí dos pinzas que tenía al lado del lavabo y cogí la espuma para realzar mis rizos, ya que mis rizos no eran nada definidos, pero bueno, me daba igual; cuando terminé me miré al espejo y comprobé lo pálida que estaba, que si le añadimos lo horroroso que era mi nuevo uniforme, tenemos como resultado que estaba patética.
No me demoré más tiempo en el baño y cogí el gloss para luego dármelo en el autobús, que según me había dicho mi madre me llevaría al colegio. Bajé las escaleras de mi nueva casa; ahh no os he dicho porqué me he cambiado de colegio, pues la verdad es que mi madre soñaba con una casa grande y el año pasado lo consiguió, pero como consecuencia tuve que despedirme de mi mejor amiga Sandra, también tuve que decir adiós a todos mis amigos y a toda la gente querida que tenía en el lugar donde vivía. Bueno a lo que iba, bajé a desayunar y me cogí una barrita energética de esas porque ya llegaba tarde para coger el autobús, me despedí de mi madre y de mi hermana, cogí mi mochila para ir al colegio y corrí hasta la parada; por suerte llegué a tiempo de coger el autobús, nada más subirme me senté en el penúltimo asiento del autobús, cogí mi iPod y me puse a escuchar música. Al pasar un rato comprobé que el autobús estaba ya lleno de personas de mi colegio, de los cuales ninguno se sentó a mi lado, bueno que más da. Llegué al colegio, ya eran las 8, es decir llegaba justísima de tiempo; al principio no sabía a donde ir, ya que no me conocía el colegio, y no sabía donde se encontraba secretaría; al final me encontré con un señor de limpieza y me señaló hacia donde me tenía que dirigir. Cuando llegué le pregunté a la secretaría, en que clase iba a ir este año y todo eso, cogí el horario de asignaturas y fui a la clase (ahh, no os he dicho a qué curso paso, pues bien este año estoy en 2º de Bachillerato). Llegué a mi clase y me encontré con el típico grupo de chicas perfectas del colegio, (ohh dios, si es que es más pijo este colegio…), al final me senté en un pupitre que había vacío y esperé a que la clase empezara. Al principio me sentía avergonzada, porque no conocía a nadie y me sentía muy intimidada; la primera hora se me hizo eterna y la siguiente también pero lo que peor iba a ser era el recreo, puff con lo tímida que soy yo todo el mundo se va a meter conmigo. Nada más tocar la campana, todo el mundo salió disparado hacia el recreo, en el recreo yo no sabía con quién irme, no conocía a nadie ¿qué hago?, pensé, me dí una vuelta por el patio y encontré a unas chicas hablando en una esquina, ¡habla!, me dije por dentro, pero no me salían las palabras, aunque una de ellas debió de leerme la mente y dijo:
-¿Quieres sentarte?
-Sí
-Eres nueva, ¿no?, nunca antes te había visto.
-Sí, soy nueva.
-No te cortes, -dijo la otra chica que estaba sentada a su lado- yo me llamo Carolina, aunque me llaman Carol, ella es Ana
 y la que está hablando por el móvil es Lucía. 
Carol tenía el pelo pelirrojo y algo ondulado, unos ojos verdosos intensos, pero lo que más destacaba de su cara eran esas pestañas larguísimas que escondían sus ojos. Ana tenía el pelo negro como un cuervo, largo y liso, con unos increíbles ojos grises que impactan con su color de pelo, Lucía era increíblemente guapa, aunque parecía una chica normal, con pelo castaño recogido en una coleta, y unos ojos negros, había algo en su cara que la hacía irresistiblemente atractiva, por eso debe de ser que todos los chicos estuvieran locos por ella.
-Encantada mi nombre es Claudia (ahh bueno no me he descrito, pues haber…, soy más o menos alta, con el pelo castaño y con ojos verdes, la verdad es que no soy ni el doble de guapa que esas chicas).
-Aishh me encanta ese nombre, Lucía ¿podrías tener un poco de respeto y apagar el móvil?
-Vale, vale, ya voy, adiós Lucas.
-¿Quién es Lucas?, me aventuré a preguntar.
-Es mi novio, ¿quién si no?, dijo la chica que estaba con el móvil.
-Sí, que no te asombre, pero es la chica que mas novios ha tenido en la vida de este colegio.
-Haber, que quieres que haga, soy guapa, todos los chicos se  tiran a mí.
-Si claro, dijo Carolina soltando una carcajada, y bueno Clau ¿te puedo llamar así?- simplemente asentí-, ¿por qué te has cambiado de colegio?
-Pues porque mi madre quería cambiar de casa, y tuve que mudarme.
-Es lo más lógico, dijo Anabel, nosotras en cambio llevamos en este colegio desde que nacimos.
-¿De dónde vienes?
-Pues haber…, del sur de Madrid.
-Bueno, tampoco es tan lejos, ¿seguirás manteniendo el contacto con tus amigas no?
-Sí, bueno sólo con mi mejor amiga Sandra; pero ya casi no nos vemos y la distancia está haciendo que ya casi no hablemos.
-Ohh, que pena.
En ese mismo momento sonó la campana del colegio, y todos nos juntamos en la puerta de nuestro pabellón. Nada más acercarme pude comprobar la cantidad de gente que había en este colegio, y pude ver los diferetentes grupos que había: estaban los insoportables pijos; también los skaters; los friquis; las empollonas; la metomentodo; los deportistas y por último las chicas con las que había hablado. Lucía corrió a encontrarse con uno de los skaters; no pregunté pero intuí que era su novio Lucas. Él era muy guapo, con ojos azules, pelo rubio y una sonrisa cálida. Es decir en pocas palabras “un bombón”. Sin embargo, había algo en él que me parecía demasiado misterioso y que daba un poco de miedo. Bueno volviendo a la realidad…, entré en clase y lo mejor fue que me di cuenta de que Carol iba a mi misma clase, las otras dos chicas estaban en otra clase, pero por lo menos conocía al alguien ya en mi clase. Las siguientes horas se me hicieron más amenas que las anteriores ya que casi siempre Carol se ponía a hablar conmigo rompiendo el hielo, y me presentaba a todos los profesores, eso me hacía sentir reconfortada.
Por lo que me enteré Ana también tenía novio, y pertenecía a nuestro grupo, sólo que como los chicos iban a su bola en el recreo, no lo conocía. En la última clase cogió Carol y me presentó delante de toda mi clase (fue lo más vergonzoso de todo este día).
Algunas chicas me miraban como si fuese la típica chica rara, otros chicos ni siquiera me miraban, pero la verdad es que yo solo podía fijarme en un chico sentado en el último pupitre…
CONTINUARÁ…